Love makes Love, Hate makes Hate

Hoy estamos asistiendo al resurgir del odio.

En España tenemos ejemplos recientes:

  • Políticos deciden usar sus horas de trabajo para crear odio desde unas regiones a otras regiones.
  • Prensa usa en sus titulares comentarios de culpabilidad antes de que las personas tan siquiera hayan sido condenadas.
  • Todo el mundo opina desde la crispación, cosificando a las personas y olvidando sus propios errores, todos absolutamente todos podríamos ser condenados desde múltiples puntos de vista y siempre nos olvidamos de algo tan evidente.

Adjunto un video de un programa de televisión en el que se expone algo claro: Europa nació para enterrar el odio que se había exaltado durante años. Me parece interesante otro en el que se visualiza el arresto de un dictador. Este está claro que ha cometido actos de barbarie a lo largo de su vida, pero lo que me gustaría destacar del vídeo es que el odio con el que sus captores y asesinos actúa les convierte en más inhumanos que la misma persona enferma a la que han arrestado. Es entendible desde la naturaleza humana, pero general lo que yo llamo «una espiral de odio» que acaba haciendo peor el remedio que la solución.

Y es que el odio llama al odio y si una persona odia a un líder y lo mata para ocupar su posición, habrá nacido un nuevo Status Quo desde la unión del odio con el odio, y de ahí solo podrá extenderse el odio.

Y ese odio solo se puede materializar en destrucción, no puede ser de otra manera.

La solución a todo esto, ciertamente, es bien sencilla. La antítesis del  odio, el amor. El momento en el que mutamos el odio en amor, las personas pasan a ser personas, y desde la perspectiva del que ama, solo se puede buscar el bien para con el prójimo.

En el caso de un líder territorial, el amor le hará querer ayudar a otras regiones y querer establecer lazos lo más profundos posibles, con límites matemáticos dictados por las reglas del mercado, pues como bien dice el dicho «la caridad bien entendida empieza por uno mismo»

En el caso de la prensa ante el juicio a una persona, el jefe de editorial que ama, no querrá poner en primer titular un sensacionalismo que hiere a una persona y es más en el caso en que esta persona sea culpable, el que ama lamentará el hecho, pero amará a la persona que ya bastante tortura tiene con el hecho cometido.

Si somos victimas de un asesino y amamos, nos compadeceremos de las consecuencias de la acción para el asesino allá en la tierra como en el cielo como en su propia cabeza. Esto nos hace grandes, y a nuestro asesino como mucho le podremos ayudar a crecer. Si nuestra reacción hubiera sido odiar al asesino y desear su muerte, este hecho nos habría condenado aún más que al propio asesino al que no habríamos en todo caso hecho un poco peor pues le incitaríamos a pensar que bien hecho estaría el crimen.

Tuve la ocasión de conocer a Irene Villa, que perdió parte de un brazo y una pierna como consecuencia de un acto terrorista. Ella nos dijo: «Podría haber estado toda mi vida odiando, pero decidí pensar que había nacido de nuevo sin dos extremidades». Esta línea de pensamiento que nace en el amor y la superación le hace a ella grande y ha generado muchos frutos sabrosos. Si su reacción hubiera sido odiar, ahora mismo ella estaría muy mal y no habría hecho a más de un terrorista replantearse lo que ha hecho. Nadie puede dar la espalda al horror de los actos de estas personas que han matado. Voluntariamente no he escrito asesino, pues la palabra quita la parte de persona del «asesino» y lo transforma en una cosa, y con las connotaciones que tiene la palabra estamos incitando al lector a odiar y posiblemente comportarse en algo peor que aquel objeto en el que hemos convertido a una persona al llamarla «asesino»

La ley es necesaria para la prosperidad de las naciones, pero el amor es aun más necesario. Si no somos profundamente conscientes de esto, como algún gran historiador ya ha apuntado, «el que no conoce su historia, está obligado a repetirla», y por muy avanzada que una civilización pueda llegar a estar si no controla el odio generado, y pone el amor como máxima a los ojos de la Ley, está condenada a la más amplia destrucción.

Algún purista me dirá que pruebe lo que digo. Roma cayó por más motivos que el puro odio, pero Roma era un gigante con pies de barro. Estoy pensando en civilizaciones milenarias de las que solo hemos oído hablar porque su destrucción fue tan intensa que ni siquiera tenemos los restos.

Pero algo claro hay, los Himalayas y los desiertos fueron oceanos, el que no quiera ver, libre es, yo solo quiero invitar a la reflexión. Durante todos los artículos de este blog, he tenido la sostenibilidad como piedra filosofal, en términos de energía esto es muy fácilmente resumible:

  • Si odiamos a nuestro planeta y lo tratamos como una cosa, el nos dará lo mismo y nos destruirá.
  • La humanidad es un tesoro y el amor debería empezar en ella.
  • Si amamos al planeta y a todas sus criaturas, animales, vegetales y minerales, él nos amará a nosotros y nos acogerá en su regazo.

Desde mi punto de vista, dado que él sí nos quiere ahora mismo está llorando pues de seguir en esta espiral de odio, se va a ver obligado a extinguirnos.

Si ante esa perspectiva uno dice, pues voy a amar, ya está dando un paso muy importante.

Habrá otro que diga «paparruchas, eso de que la Tierra llora te lo estás inventando y es tu pura imaginación»

Yo digo: «Sí, me lo estoy inventando y es mi pura imaginación», pero «paparruchas» era lo que decía Mr. Scrooge en la inmortal obra de Charles Dickens, «Bah! Humbug!» para ser más precisos. Para él la Navidad no era inventada e imaginación, luego no importante.

Scrooge en sus sueños es capaz de ver la realidad y el monstruo que ha creado lo que le hace recapacitar y elegir el amor frente al odio, personas frente a objetos.

No pretendo compararme con Dickens, pero sí mi tesis con la suya. Son enfoques diferentes de la misma historia.

Espero que la Humanidad no necesite la visita de los tres fantasmas para darse cuenta a tiempo y todos aquellos que odiemos, cuando lo hagamos, muchas veces sin saber lo que hacemos, podamos ver al monstruo que estamos creando para transformarlo en un ángel poderoso al servicio del prójimo y por ende de nosotros mismos.

Paz

 

 

PD: Este artículo ha tenido una inspiración directa en una conversación sobre la figura de la ex-alcaldesa de Valencia, fallecida, y sometida al odio popular por un caso judicial en el que estaba inmersa. No conozco a la persona y por lo tanto solo puedo decir de ella que como toda persona en su vida haría cosas bien y haría cosas menos bien de la que estará menos orgullosa. Ni más ni menos, como cualquier otro ser humano y por todo lo que he oído parece que muchos han olvidado que tras toda imagen pública de un personaje subyace un ser humano exactamente igual a ti, a ti y sí, a ti… tu odio le hace mucho daño, pero sobre todo te hace mucho daño a ti.

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