En diversas ocasiones ocasiones mi madre me comentó que ella creía que todos los seres humanos por el hecho de ser seres humanos deberían tener una renta básica que garantizase unos mínimos de dignidad.
Yo, ante esta idea siempre respondía diciendo que económicamente eso no tenía ningún sentido ya que era insostenible: si das por ejemplo 800 € de renta básica a la población no trabajadora estás incentivando a dicha población a no trabajar y ese dinero tiene que ser producido en forma de impuestos por la población trabajadora que será decreciente debido precisamente al incentivo de la renta básica a no trabajar lo cual genera un cóctel molotov en el que la Economía se va a pique de forma automática en pocos meses.
Sin embargo, ante la perspectiva de la creciente automatización de toda la producción y la perspectiva de una tecnología cada vez más perfeccionada y capaz de hacer todas las tareas que hace el ser humano de forma tradicional, se da la circunstancia de que unos pocos humanos manejando máquinas son capaces de producir todo lo necesario y por ende si todo el resto de la población no trabaja debido a que unos pocos son capaces de producir todo, dicha producción no podría ser adquirida por nadie y lo más gracioso de la paradoja es que todo el mundo moriría de hambre en mitad de esta superproducción, lo que hace una doble paradoja.
Esto desde una perspectiva amplia podría ser más explosivo aun que el propio cóctel molotov de la renta básica y ante esta perspectiva me acordé de mi madre esta noche cuando alguien me comentó algo tan interesante como la idea de que las máquinas pagaran impuestos como si fueran personas para con esos mismos impuestos poder dar, y aquí me estoy comiendo ya mis propios razonamientos económicos, una renta básica a toda la población trabajadora para que puedan comprar los productos producidos por las máquinas y como carambola evitar que la población pase hambre.
Sin embargo la paradoja no acaba de resolverse del todo ya que con esto solucionamos el problema de las muertes de hambre y la producción sin consumidores pero seguimos sin evitar el incentivo a no trabajar derivado de la renta básica.
El problema es que no podemos pensar en esta nueva circunstancia de forma tradicional y al final lo que hace falta es simplemente es un nuevo sistema, un nuevo paradigma adecuado a la nueva circunstancia como un traje a medida.
Esto signifia no solo mejorar el capitalismo y el comunismo a los que estamos acostumbrados, sino un nuevo sistema económico, un nuevo juego con unas nuevas reglas en la que se barajen unos nuevos incentivos.
Dicho esto, queda claro que aquí tenemos todo el campo de juego para la definir con criterios de sostenibilidad dicho modelo; podríamos basarnos en una mezcla entre una planificación centralizada que controle milimétricamente donde se ponen las rentas básicas y por qué y un capitalismo controlado que siga garantizando el incentivo a ser productivos y ayudar al prójimo que es al fin y al cabo trabajar, con incentivos monetarios también definidos con precisión de cirujano.
De esta manera los incentivos podrían venir de que dicha renta básica no sea solo por el hecho de haber nacido sino que tengas que ganártela, pero que puedas ganártela con cierta facilidad.
Por ejemplo puedes generar una serie de actividades ( limpiar, cuidar bosques, enseñar, cuidar a las personas mayores, cuidar a los niños, ayudar a la función policial, asistir a cursos de formación, ayudar a los médicos, hacer donaciones, etc…) que den acceso a dicha renta básica y de esta forma estarías desincentivando el hecho de no trabajar y si lo diseñas bien las personas van a preferir estár en el mercado al mismo tiempo que evitas la parada de que la excesiva automatización produzca un circulo vicioso que acabe rompiendo la propia economía (si lo pensamos casi todos los inventos económicos tratan de transformar circulos viciosos en círculos virtuosos)
Sirva como reflexión esta entrada del blog no solo para dar una solución completa a las paradojas económicas que la acelerada evolución tecnológica está produciendo sino también para reflexionar sobre ciertas ideas que en un momento dado nos pueden parecer ridículas pero que desde una perspectiva más amplia adquieren todo el sentido.
En este caso no es tanto decir viva la renta básica sino decir en qué condiciones se puede meter en el juego económico dicha renta básica de forma que no solo haga insostenible el propio modelo económico sino que además lo mejore
Al final la moraleja es no creas que ninguna idea es absolutamente ridícula y a cierto grado tecnológico el dinero sí crece en los árboles en forma de bienes, y el nuevo paradigma económico no es tanto producir los bienes sino producirlos de forma sostenible y distribuirlos de forma inteligente.
Las nuevas tecnologías y sistemas como el internet de las cosas, la inteligencia artificial o los diferentes sistemas de criptomonedas son parte de la solución del ejercicio, no voy a contar más porque perdería su gracia.
Paz
Cuando se trata de redistribuir dinero, lo primero que me pregunto es ¿A quién hay que quitárselo?
Si al empresario se le dificulta económicamente para producir algo, lo revierte a los consumidores encareciendo el producto. Si pretendemos que los ciudadanos que consumen paguen su propia renta básica (a base de impuestos a máquinas), por un lado no me parece suficiente ¿cuántas veces debe encarecerse el precio de los productos para hacerlo sostenible? ¿Qué motivo hay para no comprar productos que no tengan ese gravámen (de países subdesarrollados, países sin tantas cargas impositivas, economía sumergida…)? Al final es desincentivar a empresarios y consumidores locales, y potenciar (no estratégicamente) la economía de otros.
Otra cuestión es: Si es un impuesto a las máquinas, ¿qué máquinas? Imaginemos que cualquier autómata se grava.
Autómata no solo es un robot que produce bienes, también es tu móvil, tu smartTV, tu portátil, tu coche con WiFi, tu router… y pronto tu lavadora, tu microondas y tu frigo. Interconectados a tu casa. Multiplica. Para desincentivar la economía sólo tienes que añadir impuestos que acabará pagando el consumidor final (nosotros), y se beneficia y fomenta a aquél que el Estado no tiene constancia de estar aportando a la economía. Se incentiva por tanto lo opuesto a lo que se necesita.
Mi propuesta:
Imagina que cada región se hiciera cargo de mantener un equilibrio con su economía: No deje morir a nadie (eso es barato) pero dé mejor calidad de vida a sus usuarios en función de su riqueza. ¿Incentivaría eso la economía? Estoy seguro que sí, y más en esta era de internet que permite la deslocalización de la riqueza. Llevémoslo a zonas más pequeñas, en algunas casos de éxito se crearán cooperativas que reviertan sus beneficios en sus ciudadanos, y por tanto los robots reviertan en sus dueños, sus socios ¡los ciudadanos! Se incentivaría el consumo local, la gente se beneficiaría y no se desincentivaría la economía.